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sábado, 12 de mayo de 2012

Carta abierta a Don Nicolás Del Toro. Un año después.


El Noroeste. 9 mayo 2009.

Un año hace desde que usted, como concejal de Educación, representante del Ayuntamiento de Cehegín en el Consejo Escolar del Colegio Pérez Villanueva, anunciase que desde el Gobierno Municipal de Cehegín se estaban realizando gestiones para que la antena de telefonía móvil, que preside, por su inmediata cercanía, el edificio del Colegio, y por tanto, las cabezas de nuestros hijos e hijas (también de alguno de sus sobrinos, nos dijo), fuese retirada y colocada en un lugar alejado de zonas urbanas, es decir, no habitadas por seres humanos.
Tras estos prudenciales doce meses, le hago llegar estas líneas henchido de indignación, no por el año transcurrido, con el que contaba, como cuento con el que falta hasta llegar a mayo de 2010, fecha de caducidad del contrato que realizaron, cuando ya sabían que se construiría el Colegio, sino por el alto grado de cinismo y desprecio con el que usted está gestionando todo este pestilente asunto.
En mi opinión, no es a usted a quien corresponde gestionar este asunto, hay toda una corporación de gobierno, encabezada por nuestro Alcalde, amén de otras Concejalías, encargadas de sanidad u ordenación urbana, no precisamente la de Educación, responsables de dar solución a esta aberración. No olvidemos que la distancia de la antena a edificaciones habitadas por ciudadanos de Cehegín, así como a naves industriales aledañas, es incluso más cercana que al propio Colegio, cuya distancia hasta la valla perimetral oscila entre 100 y 200 metros. Por tanto, su presencia, como concejal de Educación, es importante en tanto que de una zona hipersensible, por la proximidad de un Colegio, según lo que indica la ley, se trata, pero no por la posible incidencia sobre la Salud Pública general que el artefacto representa.
Tengo una angustiosa reacción que se me desata cada vez que una niña o niño del Colegio ha de ser recogido por dolerle la cabeza; de algún que otro caso me han llegado noticias, incluidas las dos ocasiones en que hube de ir a recoger a mi hija. Ya sé que nada tiene que ver con la antena, y que son molestias propias del invierno, pero, qué quiere usted que le diga, cada vez que eso ocurre, no puedo evitar acordarme de ustedes.








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